Sostenibilidad, la recompensa del optimista y de los valientes
13DEC 18
La recompensa del optimista. Así es como se presenta la séptima
edición del ‘Informe
Forética 2018 sobre la evolución de la RSE y la Sostenibilidad’, que
desde el año 2002 analiza las tendencias que marcan la agenda de la Responsabilidad
Social Empresarial (RSE) a nivel nacional e internacional y presenta una
fotografía del grado de implantación y desarrollo de la misma.
El estudio detalla cómo la Sostenibilidad ha ido ganando
peso en la agenda pública, en las empresas y en la sociedad. Y es que ‘sólo’
han pasado algo menos de 20 años desde que Kofi Annan, secretario general de
las Naciones Unidas por entonces, anunciase en el Foro de Davos de 1999 la
creación del Global Compact o Pacto Mundial, la mayor iniciativa internacional
en gestión responsable de organizaciones. Su objetivo era promover la implementación
de 10 Principios para favorecer el desarrollo sostenible en materia de gestión
responsable de personas, derechos humanos, medio ambiente y lucha contra la corrupción.
En la actualidad, más de 13.000 empresas de 170 países son firmantes de estos
10 Principios.
Hasta entonces, la Cumbre de Río de Janeiro de 1992, o ‘Cumbre
de la Tierra’, había sido el mayor movimiento social en el que se tomó
conciencia del desarrollo sostenible por la sobreexplotación de los recursos
del Planeta, las consecuencias del consumo desaforado y del cambio climático. Se
firmó la Declaración
de Río sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo y se puso sobre la
mesa la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático
(CMNUCC), que entró en vigor el 21 de marzo de 1994 e impulsó la firma del
Protocolo de Kioto, en 1997, para reducir las emisiones de gases de efecto
invernadero.
Ahora, en Katowice, Polonia, se celebra la Cumbre del Clima
conocida como COP24, donde los países tratan de avanzar en el Acuerdo de París
de 2015 para frenar el cambio climático. Las emisiones de CO2 han vuelto a
subir un 2,7% a nivel mundial durante 2017, y pocos dudan ya de que la
necesidad de tomar medidas urgentes en este sentido. La sostenibilidad cotiza al
alza, y la Inversión Socialmente Responsable (ISR) creció a nivel mundial un
25% entre 2014 y 2016, y sigue en aumento, según la Global Alliance for
Sustainable Investment.
La Responsabilidad Social ya ha entrado en los consejos de
administración de las empresas cotizadas españolas que se resistían, gracias al
nuevo Código de Buen Gobierno de 2015. La Comisión Europea ha impulsado la
Directiva de Información no financiera y diversidad para ‘animar’ a las
empresas de la UE de más de 500 empleados y facturación superior a 20 millones
de euros a que rindan cuentas de sus impactos no financieros. En España, el
Proyecto de Ley de información no financiera y diversidad salió a finales de
octubre de 2018 del Congreso, el Senado ha incorporado algunas enmiendas que ya han sido aprobadas en el Parlamento.
El Informe Forética concluye que la Responsabilidad Social se
encuentra al final de su segundo ciclo de evolución. Una primera etapa, ‘el
ciclo del optimista’, se caracterizó por una RSE liderada por las empresas y
una supremacía de los estándares de sostenibilidad. El actual ciclo, ‘el ciclo
de la convicción’, ha conseguido incorporar a gobiernos e instituciones
supranacionales como agentes aceleradores de la agenda global, como se ha visto
con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) aprobados en septiembre 2015.
Y lo que es más importante, la Responsabilidad Social ha pasado a ser
estratégica en las compañías para garantizar su sostenibilidad y el largo
plazo.
En el Informe se vislumbra un tercer nivel generado “por la
mayor masa crítica y un alto grado de alineamiento en torno a la sostenibilidad
por parte de gobiernos, empresas e inversores abrirán ‘el ciclo del pragmático’,
una etapa de aceleración donde las exigencias normativas llevarán a la
sostenibilidad a nuevas cuotas de crecimiento”.
La gobernanza global, el compromiso proactivo o reactivo de
las empresas y el impulso de la ciudadanía han hecho que la Responsabilidad
Social no sea accesoria o que se deba incorporar en la gestión de las
organizaciones, sino que se ha convertido en estratégica para garantizar su sostenibilidad
a largo plazo. Y eso se debe al optimismo de los visionarios que han impulsado
la gestión del desarrollo sostenible y a su valentía por querer hacer las cosas
de otra manera, aunque las resistencias internas siguen siendo difíciles de
sortear.
Pero como dijo el presidente de la Junta Directiva de Forética, Fernando Riaño: “Parafraseando a José Antonio Marina, la ética es la forma más inteligente de vivir y el negocio responsable la manera más inteligente de entender el negocio de mañana”.
Por Pablo Martín, director de Sostenibilidad de ComBoca Comunicación.